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DEPRESIÓN DURANTE EL EMBARAZO & POSTPARTO

 

 

ALCANCE Y OBJETIVOS

 

El presente capítulo es un apoyo dirigido a los profesionales que participan en las acciones de salud dirigidas al cuidado de la salud de las mujeres durante el embarazo y el período del postparto. Se basa en la guía de práctica clínica para el tratamiento de la depresión en personas de 15 años y más, siendo éste el documento de referencia para quienes pretendan complementar lo señalado en este protocolo.


Su propósito es entregar herramientas para detectar en forma precoz y apoyar el tratamiento de la depresión durante la gestación y el postparto, para disminuir la morbimortalidad de la mujer y su hijo (a).

 

Sus objetivos son:

  1. Proveer a los profesionales y técnicos sanitarios de herramientas de apoyo sencillas para facilitar la identificación de la sintomatología depresiva en los entornos de controles pre y postnatales.

  2. Definir criterios claros para vincular a una mujer al GES de depresión, durante su período de embarazo y postparto.

  3. Entregar herramientas para el reconocimiento, en controles del embarazo y postparto, de alertas respecto del tratamiento por depresión.

  4. Entregar herramientas conceptuales básicas sobre la depresión en el período perinatal.

 

 

 

ANTECEDENTES GENERALES

 

Cada vez es más clara la necesidad de incorporar el enfoque de género en la atención de salud y particularmente en la atención de los problemas y trastornos mentales. Los perfiles de morbilidad difieren entre hombres y mujeres; así las mujeres se deprimen más, sufren más trastornos de ansiedad y desarrollan en forma más frecuente trastornos de la conducta alimentaria.

 

La depresión es un trastorno del humor y del estado de ánimo que se manifiesta a partir de una serie de síntomas que incluyen cambios bruscos del humor, irritabilidad, falta de entusiasmo y una sensación de congoja o angustia, trascendiendo a lo que se considera como normal. Puede implicar la pérdida de interés en actividades hasta entonces queridas, así como cambios cognitivos.

 

La depresión se define operacionalmente como una alteración patológica del estado de ánimo, caracterizada por un descenso del humor que termina en tristeza, acompañado de diversos síntomas y signos que persisten por a lo menos 2 semanas. Con frecuencia tiende a manifestarse en cualquier etapa del ciclo vital y con varios episodios adquiriendo un curso recurrente, con tendencia a la recuperación entre episodios (departamendo de salud mental MINSAL).

 

En todas las edades, las características prominentes de los trastornos depresivos incluyen depresión o irritabilidad, cambios concomitantes en el sueño, el interés en las actividades, sentimientos de culpa, pérdida de energía, problemas de concentración, cambios en el apetito, el procesamiento psicomotor (retraso o agitación), e ideación suicida. Por estas razones, la depresión es la principal causa de discapacidad en el mundo, en términos de número total de AVISA.

 

En Chile, según el estudio de carga de enfermedad y carga atribuible, la depresión unipolar es la segunda causa de años de vida perdidos ajustados por discapacidad (AVISA) en población general chilena y la primera entre las mujeres entre 20 y 44 años, congruente con lo observado en el mundo.

 

Una revisión sistemática respecto de las prevalencias e incidencias de depresión durante el embarazo y el postparto, encontró que, en países desarrollados, la prevalencia puntual, combinando las estimaciones, fluctuó entre 6,5% a 12,9% en los diferentes trimestres del embarazo y los meses del primer año de puerperio. La prevalencia combinada muestra que hasta un 19,2% de las mujeres tienen un episodio depresivo mayor durante los primeros 3 meses después del parto.

 

Los estudios sobre sintomatología ansiosa y/o depresiva en mujeres chilenas durante el embarazo, revelan prevalencias entre un 16,7% y un 35,2%. A su vez, en el postparto, alrededor del 40,5% de las mujeres chilenas presenta síntomas de ansiedad o depresión. En relación con la sintomatología depresiva asociada al puerperio, se encontró que la prevalencia es mayor en el socioeconómico bajo (41,3%) que en el nivel socioeconómico alto (27,7%). En mujeres de mediana edad (45-55 años) de Temuco, tomadas de listados de centros de mujeres e ISAPRES, la prevalencia de síntomas depresivos fue de 43,3%.

 

 

 

MARCO CONCEPTUAL

 

La depresión está clasificada como un trastorno afectivo, lo que implica cambios en el humor, sugiriendo que los efectos de la depresión están circunscritos al funcionamiento emocional. Sin embargo el impacto de la depresión es mucho más profundo, afectando prácticamente todos los aspectos de la vida de la persona deprimida, tales como las relaciones interpersonales, el funcionamiento conductual y el funcionamiento cognitivo. Es entonces comprensible porque la depresión causa una discapacidad laboral significativa. La naturaleza de la depresión, que no es físicamente medible, sino que depende del autoreporte o de la inferencia que se haga de la conducta de la persona deprimida, contribuye a la falta de comprensión y al estigma, dilatando o impidiendo la adecuada detección y manejo.

 

En las mujeres, la depresión tiende a aparecer en una edad más temprana, se presenta con una mayor frecuencia de episodios, con un mayor número de síntomas y con tasas mucho mayores de depresión atípica. En un análisis estadístico multivariable se encontró que la edad temprana de aparición, el exceso de autocrítica y la disminución de la libido, son los mejores predictores de depresión mayor en mujeres. Un número elevado de síntomas atípicos en las mujeres podría estar reflejando una diferencia fisiopatológica en la depresión de hombres y mujeres.

 

Los problemas y trastornos mentales en las mujeres se pueden desarrollar como consecuencia de problemas de salud reproductiva, entre los cuales están: la falta de elección en las decisiones reproductivas, embarazos no deseados, las infecciones de transmisión sexual, la infertilidad y complicaciones del embarazo, como abortos espontáneos, parto prematuro. Además, el nivel de salud mental está estrechamente relacionado con la morbilidad materna.

 

La salud mental depende además de las condiciones sociales. Las mujeres están en mayor riesgo de problemas de salud por tener una mayor carga de trabajo no remunerado, por lo general relacionado con el cuidado de sus hijos y las tareas del hogar; tienen más probabilidades de tener un menor nivel socioeconómico, están más expuestas a ser víctimas de la violencia y tienen menor acceso a factores protectores, como participación en la educación, el empleo remunerado y la toma de decisiones políticas.

 

Las mujeres adolescentes tienen un mayor riesgo de morbi-mortalidad obstétrica, más probabilidad de deserción escolar, inactividad laboral y dependencia económica y de establecer vínculos de apego inseguros con sus hijos, por lo tanto, los hijos de mujeres adolescentes estarían más expuestos a la morbimortalidad perinatal y neonatal, prematurez y bajo peso al nacer, y negligencia parental.

 

Los sistemas de salud, la comunidad y el entorno social, deben dar prioridad a los problemas y trastornos mentales de las mujeres y las familias. Los aspectos de salud mental de la salud reproductiva son fundamentales para lograr el Desarrollo del Milenio en reducción de la pobreza, tanto en el Objetivo Desarrollo del Milenio (ODM) Nº 3 sobre igualdad de género, como en el ODM Nº 4 sobre reducción de la mortalidad materna e infantil

 

Criterios diagnósticos: La siguiente tabla presenta los criterios para depresión según el sistema de clasificación diagnóstica CIE 10:

                                   *Fuente: Clasificación internacional de enfermedades, décima versión, CIE-10. OMS.

 

Los cambios asociados al trastorno depresivo, pueden ser más fácilmente identificables en los ámbitos en los cuales las personas se desenvuelven regularmente. De esta forma, los cambios en los contextos familiares, educativos o laborales, persistentes por más de dos semanas casi todos los días, puede ser manifestaciones de un cuadro depresivo, como por ejemplo:

  • Falta de interés en las actividades que normalmente resultan agradables.

  • Desgano o sensación de agotamiento constantes.

  • Alteraciones fisiológicas sostenidas, como insomnio-hipersomnia o falta-aumento del apetito.

  • Disminución de la capacidad para concentrase o disminución del rendimiento escolar o laboral.

  • Irritabilidad o labilidad emocional.

  • Quejas somáticas constantes.

  • Aumento en el consumo de sustancias.

  • Expresión de ideas de desesperanza o culpa.

 

Presentación clínica de la depresión durante el embarazo y postparto

Existen distintas definiciones respecto del curso de la depresión durante el período de embarazo y postparto. Algunos autores señalan que la mayor incidencia de depresión se presenta durante los tres meses posteriores al parto, mientras otros discuten respecto de si la depresión en el embarazo y postparto es más o menos severa que la depresión en mujeres durante otras etapas, o si los síntomas de la enfermedad difieren entre estos períodos. La evidencia no es concluyente al demostrar que el curso y el pronóstico de la depresión durante el período pre y post natal sea sustantivamente distinto que durante otros períodos de la vida de la mujer.


Sin embargo se ha descrito que la morbilidad de la depresión aumenta dadas las demoras en el diagnóstico, así como que el estigma, la vergüenza y la culpa de las mujeres con depresión, son un importante factor de retraso en el diagnóstico. No tratar la depresión en el postparto puede implicar efectos adversos de largo plazo para la mujer, como que este episodio puede constituirse precursor de depresión recurrente.

La presentación sintomática de la depresión postparto es similar a aquella depresión no vinculada al embarazo, exceptuando que el contenido puede estar centrado en el hecho de haber tenido un hijo. Se caracteriza por llanto, abatimiento, labilidad emocional, sentimiento de culpa, pérdida de apetito, problemas de sueño y sentimientos de incapacidad de hacer frente a las necesidades del hijo(a), problemas de memoria, fatiga e irritabilidad. Algunas mujeres pueden preocuparse de forma excesiva por la salud del hijo(a) o verse a sí mismas como malas mujeres, inadecuadas o poco cariñosas.

 

Diagnóstico diferencial

Además de considerar los diagnósticos diferenciales que habitualmente se debiesen descartar frente a cualquier cuadro depresivo (hipotiroidismo, anemias y otros), durante el período postparto es importante conocer cuadros como la disforia postparto y la psicosis postparto.


La disforia postparto, es un trastorno transitorio, que aparece los primeros días postparto, típicamente alrededor del tercer día, durando sólo algunas horas y, a lo más, un día o dos. Se trata de un estado caracterizado por ansiedad, labilidad emotiva y, a veces, el ánimo depresivo, síntomas muy pasajeros, por lo que no se requiere de tratamiento. Se estima que se presenta en más del 60% de las puérperas.


La psicosis postparto, tiene una incidencia del 0,1 al 0,2%. El cuadro representa una emergencia psiquiátrica. Por lo general comienza durante las primeras dos semanas postparto, a veces a las 48 o 72 horas después del parto. Se presenta con síntomas tales como inquietud, irritabilidad y trastornos del sueño. Habitualmente la psicosis puerperal evoluciona rápido, destacando entre los síntomas, el ánimo deprimido o exaltado, el desajuste conductual, la labilidad emocional, como también los delirios y las alucinaciones. Aún se debate si la psicosis postparto es una entidad diagnóstica independiente o si se trata de una psicosis afectiva (trastorno del ánimo) de evolución rápida.

 

Factores de riesgo de depresión durante el embarazo

Los factores de riesgo asociados con el desarrollo de la depresión en el embarazo, encontrados mediante metanálisis por Lancaster y cols. son:

  • Ansiedad materna: Alta asociación.

  • Acontecimientos vitales estresantes: Alta asociación.

  • Antecedentes personales de depresión: Alta asociación.

  • Falta de apoyo social: Especialmente la de la pareja. Asociación media.

  • Violencia doméstica: Media a pequeña asociación.

  • Embarazo no deseado: Baja asociación.

  • Relación de pareja: Asociación media entre el no vivir con la pareja.

    • Respecto de la calidad de la relación, existe una baja asociación e inversa entre la calidad de la relación y el desarrollo de depresión en el embarazo.

  • Sociodemografía: Se encontraron asociaciones altas entre el tipo de seguro de salud.

    • El nivel socioeconómico no mostró asociación.

    • Bajos ingresos y bajo nivel de escolaridad tuvieron una asociación baja.

 

La depresión prenatal, se ha descrito como un factor de riesgo para la depresión postparto y muchos de los casos detectados en el puerperio, en realidad comenzaron en la gestación. Otro estudio evidenció la asociación entre depresión en el embarazo y en las hijas (os) adolescentes de estas mujeres, así como problemas conductuales en las hijas e hijos.

 

Riesgos de no tratar la depresión durante el embarazo

La falta de un manejo adecuado de la depresión, puede resultar en una carga física, social y económica para la gestante, la familia y el sistema de salud.

 

La depresión en la embarazada puede traducirse en cambios conductuales como el abandono de los controles prenatales, el deterioro del autocuidado que necesita durante el embarazo, mala adherencia a las indicaciones médicas y el abuso de tabaco, alcohol y drogas, todo lo cual puede afectar al feto y desenlace obstétrico.

 

Factores de riesgo de depresión durante el postparto (DPP)

En cuanto a los factores de riesgo para el desarrollo de depresión postparto, revisiones sistemáticas han encontrado asociaciones fuertes y consistentes entre el desarrollo de depresión postparto y:

  • Depresión durante el embarazo.

  • Ansiedad durante el embarazo.

  • Acontecimientos vitales estresantes durante el embarazo o el inicio de puerperio.

  • Bajos niveles de apoyo social.

  • Antecedentes personales de depresión.


En Chile, Rojas y cols. encontraron correlación significativa entre depresión postparto en mujeres chilenas y:

  • Menor educación.

  • Mayor número de hijos y de embarazos.

  • Mayor diferencia con el hermano que le antecede.


Respecto de la gravedad del cuadro depresivo, los autores señalan que las mujeres separadas o divorciadas tienen una probabilidad cuatro veces mayor que las solteras de tener una DPP más severa, mientras que aquellas que tienen más de un hijo tienen una probabilidad dos veces mayor que las primíparas de tener un episodio más severo. Además, se asocia con la aparición de: alteraciones en el vínculo mujer-hijo, menor desarrollo y más problemas conductuales en el niño.

 

Entre las mujeres adolescentes, la DPP es frecuente y, además de los factores que se han descrito, se presenta el riesgo de deserción escolar, de abuso y negligencia hacia el niño y mayor probabilidad de un segundo embarazo adolescente.

 

Numerosos estudios muestran que durante los meses que siguen al parto, más del 40% de las mujeres sufre de síntomas depresivo-ansiosos inespecíficos y que del 10% al 15% desarrolla una enfermedad depresiva propiamente tal. El ambiente de la maternidad influye en la presentación de los síntomas y se traducen en sentimientos de incapacidad, para asumir el rol de mujer e involucrarse en el cuidado del niño(a). La mayoría de los casos, se presentan durante el primer mes del puerperio o poco después y, por lo general, los síntomas alcanzan su intensidad máxima entre las 8 y las 12 semanas después del parto.

 

La sintomatología de la depresión en el postparto es similar a la sintomatología de la depresión en cualquier otro periodo de la vida, pero en la depresión postparto es más marcada la tendencia al llanto y la labilidad emocional. Las ideas de culpa se refieren a la situación de maternidad con sentimientos de ser insuficiente e incapaz, la mujer está irritable y ha perdido el deseo sexual. Pueden aparecer ideas obsesivas y en los casos más graves, rechazo al hijo (a).

 

Con frecuencia muchos de estos cambios emocionales se consideran normales en la etapa postparto por lo que la enfermedad se suele subdiagnosticar, en especial cuando los síntomas aparecen en forma más tardía en relación al parto. Muchas veces la aparición de los síntomas coincide con el alta desde el puerperio. Además, en general los profesionales de la salud en los controles postparto se centran más en la salud física de la mujer y del niño(a) y las propias mujeres no suelen consultar por estos síntomas por temor a defraudar a los demás o porque creen que son síntomas normales.

 

A continuación se presenta una tabla que resume los instrumentos que pueden ser utilizados para el tamizaje de la depresión en población de mujeres chilenas en el embarazo y el postparto:

El mejor momento para aplicar la escala de depresión de Edimburgo es a las ocho semanas postparto ya que coincide con el período de máxima incidencia de la depresión puerperal y además, con la disminución de los síntomas atribuibles a un período adaptativo normal.

 

Riesgos de no tratar la depresión postparto

En cuanto a las consecuencias de la DPP, Barnet y col., mostraron que las jóvenes adolescentes con depresión postparto, tenían un riesgo relativo de 1,44 en relación a las no deprimidas de presentar un segundo embarazo entre los 12 y 24 meses postparto. Según algunos autores, respecto a la relación mujer-hijo, reportaron una asociación estadísticamente significativa entre síntomas depresivos y peor interacción de las mujeres adolescentes con sus hijos (as) al momento de alimentarlo, concluyeron que hijos (as) de adolescentes deprimidas, mostraban menor talla, menor circunferencia craneana y mayor morbilidad entre los 3 y 6 meses de edad.

 

Actualmente, un número importante de estudios, revelan numerosos efectos adversos asociados a la depresión materna postparto. Estas investigaciones han encontrado efectos negativos a nivel del vínculo mujer-hijo (a) y el desarrollo infantil, tanto en términos emocionales, conductuales como cognitivos. Hay y cols, encontraron que los preadolescentes cuyas madres presentaron una depresión a los tres meses del parto, tuvieron coeficientes intelectuales significativamente más bajos que los niños cuyas mujeres no se deprimieron en ese período.

 

En otro estudio, se describe una asociación entre DPP materna y violencia en los hijos (as) durante la pre adolescencia. Además, la depresión puerperal no sólo puede afectar el modo como la mujer se relaciona con su hijo, sino también como lo percibe. Se ha visto que las mujeres deprimidas perciben más negativamente a sus hijos y que los consideran más difíciles de criar, que las mujeres controles no deprimidas.

 

 

 

DETECCIÓN DE DEPRESIÓN EN CONTROLES DE EMBARAZO

 

Identificar a las mujeres en riesgo de desarrollar depresión

Para la identificación de mujeres en riesgo de desarrollar depresión, es fundamental aprovechar los momentos en que acuden a los centros de salud. Los controles pueden ser un marco propicio para explorar la presencia de factores de riesgo para el desarrollo de depresión en el período gestacional.

 

Aplicación de instrumentos de tamizaje en controles del embarazo

Los instrumentos de tamizaje tienen por fin aumentar la detección precoz de mujeres con depresión, con el fin de que más personas reciban tratamiento adecuado, y realizar intervenciones preventivas dirigidas a mujeres con alto riesgo. Sirven únicamente para detectar una posible depresión, y será necesario confirmar posteriormente el diagnóstico mediante entrevista clínica.

 

En Chile se recomienda el uso de la escala de depresión de Edimburgo, para la detección de la depresión en el período gestacional. El mejor momento para aplicar la escala de depresión de Edimburgo en el embarazo es en el control de ingreso o en el segundo control de embarazo, repitiéndose su aplicación a las 4 a 6 semanas posteriores si el puntaje obtenido está entre los 10 y 12 puntos.

 

Intervenciones psicoterapéuticas durante el embarazo

La mayoría de las personas con depresiones leves a moderadas, pueden tratarse exclusivamente con intervenciones psicosociales (ver guía clínica para el tratamiento de la depresión en personas de 15 años y más). Las técnicas de relajación, la terapia cognitivo-conductual y la psicoterapia de apoyo, pueden ser muy útiles para tratar la ansiedad, que en forma frecuente acompaña la depresión.

 

Para lograr los objetivos del tratamiento, es fundamental realizar una evaluación diagnóstica integral, incluyendo tanto la salud física, las manifestaciones emocionales, fisiológicas y conductuales de la depresión, como los antecedentes personales y familiares y la situación de vida actual.

 

El tratamiento, debe estar basado en una adecuada y prolongada relación entre el equipo tratante y la gestante, de modo de lograr una alianza terapéutica. Así mismo, el tratamiento debe estructurarse en planes de tratamiento individuales, donde la duración e intensidad de las intervenciones están determinadas por la severidad de los síntomas y la respuesta terapéutica. La evidencia internacional muestra que el modelo de tratamiento por niveles escalonados ha mostrado ser el más eficiente (ver guía clínica para el tratamiento de la depresión en personas de 15 años y más).

 

Durante el embarazo es recomendable, iniciar el tratamiento con opciones terapéuticas no farmacológicas tales como la consejería, la intervención psicosocial grupal, individual y familiar, la psicoeducación individual y familiar, los grupos de autoayuda. En todo caso, la decisión de usar o no psicofármacos durante la gestación debe ser siempre individualizada y basada en un exhaustivo análisis de los riesgos y beneficios (ver guía clínica para el tratamiento de la depresión en personas de 15 años y más).

 

Considerando que todos los psicotrópicos atraviesan la placenta, se recomienda evitar en lo posible su uso durante las 12 primeras semanas de gestación, sin embargo, existe evidencia de que el uso de estos fármacos durante las 2 primeras semanas de embarazo (es decir, entre la concepción y la primera menstruación ausente) no expondrían al embrión en desarrollo, porque la circulación útero placentaria aún no se ha formado.

 

Se deberá derivar a especialidad psiquiátrica y tratar como alto riesgo obstétrico, cuando se presente alguna de las siguientes 4 condiciones:

  1. Episodio depresivo grave con síntomas psicóticos

  2. Episodio depresivo actual en trastorno sipolar

  3. Episodio depresivo con alto riesgo suicida

  4. Depresión refractaria (resistente a tratamiento)

 

 

 

DETECCIÓN DE DEPRESIÓN EN CONTROLES POSTPARTO

 

Identificar a las mujeres en riesgo de desarrollar depresión

Para la identificación de mujeres en riesgo de desarrollar depresión durante el postparto, es fundamental aprovechar los momentos en que acuden a los centros de salud. Los controles pueden ser un marco propicio para explorar la presencia de factores de riesgo para el desarrollo de depresión en este período.

 

Aplicación de instrumentos de tamizaje en controles posnatales

En Chile se recomienda el uso de la escala de depresión postparto de Edimburgo, para la detección de la depresión en el postparto. Este instrumento fue validado por Jadresic E, Araya R, Jara C. en 1995 (Validation of the Edinburgh Postnatal Depression Scale (EPDS) in Chilean postpartum women. J Psychosom Obstet Gynaecol. 1995 Dec; 16(4):187-9).

 

La escala de depresión postparto de Edimburgo es una forma eficaz de identificar a las mujeres en riesgo de depresión. Las mujeres que obtengan un puntaje de 10 puntos o más, o un puntaje distinto a 0 en la pregunta nº 10, es probable que estén sufriendo un episodio depresivo de diversa gravedad. La escala explora que ha sentido la mujer durante la semana anterior. En caso de duda puede ser útil repetir la escala después de 2 semanas. Esta no detectará las mujeres con neurosis de ansiedad, fobias o trastornos de la personalidad.

 

Durante el postparto se debe aplicar a las ocho semanas posteriores al parto ya que coincide con el período de máxima incidencia de la depresión puerperal y además, con la disminución de los síntomas atribuibles a un período adaptativo normal y repetir a los 6 meses postparto.

 

 

 

APOYO AL TRATAMIENTO DE LA DEPRESIÓN EN MUJERES EN CONTROL PRE Y POSTNATAL

 

El efecto del tratamiento de la depresión en el embarazo y el postparto no sólo impacta en el bienestar de la mujer sino además en la relación mujer-hijo y en el desarrollo del niño. Se recomienda que en los controles de embarazo y postparto el profesional explore:

  • Asistencia a controles de tratamiento de depresión.

  • Prescripción de fármacos con fines antidepresivos.

  • Presencia de posibles efectos adversos de los fármacos.

  • Adherencia al tratamiento farmacológico.

  • Aspectos psicosociales que pueden dificultar la adherencia al tratamiento.

 

Monitoreo del uso de fármacos antidepresivos en el embarazo y postparto

Si bien durante el embarazo y la lactancia, los fármacos no se recomiendan como primera línea de tratamiento, estos deben utilizarse cuando haya un claro beneficio que compense los riesgos potenciales.

 

Las terapias basadas en estrógenos y progesterona para el tratamiento de la depresión postparto, cuentan con poca evidencia, sin embargo el impacto del estrógeno en mujeres con depresión grave parece ser positivo. Las preocupaciones relativas a los efectos adversos de los estrógenos como la hiperplasia endometrial y los eventos trombóticos limitan su uso. Se recomienda que en los controles de embarazo y postparto el profesional explore la presencia de los efectos adversos más comunes de los fármacos utilizados con fines antidepresivos.

 

Dado que algunos efectos adversos pueden confundirse con el síndrome de discontinuación de los antidepresivos, el profesional debe estar seguro de la adherencia correcta al medicamento. Esto es especialmente relevante en las embarazadas, ya que un estudio naturalístico mostró que las mujeres que discontinuaron el tratamiento farmacológico al momento del embarazo tuvieron más recaídas que aquellas que mantuvieron el tratamiento.

 

Acciones recomendadas:

  • Aplicación de la escala de depresión de Edimburgo en el ingreso o segundo control prenatal:

    • En el caso de las gestantes que presenten entre 10 y 12 puntos, repetir la aplicación de la EDPPE entre 2-4 semanas después. Esto se puede realizar en visita domiciliaria o a través de correo electrónico (si las mujeres tienen acceso a él).

    • Derivar a consulta médica para confirmación diagnóstica a gestantes con puntaje de 13 o más en la escala de depresión de Edimburgo.

    • En control de embarazo siguiente, chequear si el diagnóstico fue positivo y el correspondiente ingreso a garantías explicitas de salud (GES). Chequear adherencia al tratamiento de la depresión y seguimiento de las indicaciones.

  • Control postparto integral a los 2 y 6 meses: Contempla el monitoreo de la aplicación de la escala de depresión de Edimburgo, aplicarla si no se ha aplicado, además de la detección y seguimiento del riesgo psicosocial, regulación de fertilidad según criterios de elegibilidad y salud sexual.


Se deberá:

  • Verificar la aplicación de escala de depresión de Edimburgo, registro de puntaje e indicación de intervención si corresponde, en ficha maternal y agenda salud de la mujer en control a los 2 y 6 meses postparto.

  • Aplicar escala de depresión de Edimburgo en control postparto a los 2 y 6 meses, si no se ha aplicado en los controles de salud del niño/a.

  • Realizar monitoreo y seguimiento de la aplicación de escala de depresión de Edimburgo a mujeres a los 2 y 6 meses postparto.

  • Derivar al equipo de cabecera del centro de salud, cuando el puntaje de escala de depresión de Edimburgo sea sugerente de depresión postparto (10 o más puntos).

  • Registro y seguimiento de las mujeres que están en tratamiento por depresión postparto, su evolución y crecimiento y desarrollo del niño.

A las respuestas se les otorga un puntaje de 0, 1, 2 y 3 de acuerdo a la severidad creciente del síntoma. A los ítems marcados con un asterisco (*) se les da un puntaje en orden inverso (3, 2, 1 y 0). El puntaje total se calcula sumando los puntajes para cada uno de los 10 items.

Versión validada para mujeres chilenas por Jadresic E. y colaboradores.

 

Explicación de la escala de depresión postnatal de Edimburgo (EPDS)

Es el instrumento de tamizaje para depresión más comúnmente usado durante el postparto, y también durante la gestación, en todo el mundo. Es una encuesta auto-administrada, desarrollada por Cox y colaboradores en 1987. Fue diseñada específicamente para detectar síntomas depresivos en mujeres embarazadas y que hayan dado a luz recientemente. Consta de 10 preguntas de selección múltiple, con 4 alternativas cada una, puntuada de 0 a 3 de acuerdo a severidad creciente de los síntomas. Se ha validado su uso en Chile, en el embarazo con punto de corte ≥ 13 para probable depresión y postparto, determinándose que la mayor sensibilidad se logra con el punto de corte 9/10, puntaje ≥ 10 indica probable depresión postparto.

Instructivo para la aplicación de la escala de depresión de Edimburgo para embarazo y postparto:

  1. Explicar a las gestantes y puérperas que la depresión es una enfermedad frecuente en estas etapas de la vida y que tiene tratamiento, pero que es necesario detectarla lo más tempranamente posible.

  2. Solicitar a las gestantes y puérperas que marque con una X la alternativa que más se acerca a la forma en que se ha sentido en los últimos 7 días.

  3. Especificar que las 10 preguntas deben ser respondidas y que para cada pregunta debe marcar sólo 1 de las 4 alternativas.

  4. Si la gestante y puérpera tienen dificultades de lecto-escritura, el profesional o técnico lee las preguntas y las alternativas y espera la respuesta, si pasado un lapso prudente la gestante o puérpera no responde, se le repite la pregunta haciendo una pausa entre cada alternativa.

  5. En todos los casos, se debe asegurar, que las respuestas provengan de la mujer o gestante.

 

Capítulo desarrollado por el departamento de salud mental y el programa nacional de salud de la mujer, basado en guía clínica para el tratamiento de la depresión en personas de 15 años y más.

 

 

 

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